Alejandro Rojas-Urrego : llamame solamente amor y yo seré rebautizado

El estado amoroso durante la adolescencia muy a menudo toma la forma de la pasión y toma acentos de una tragedia. El es tanto temido como buscado no solamente como un descubrimiento y una repetición « re-editacion de aspectos ancianos » escribe Freud, si no también como un nuevo descubrimiento, un dinamismo creador y una invención transformadora. Mas que nunca, el representa un segundo bautizo, un nuevo nacimiento que debe a veces denegar el primero. Amor es renacer. Se deshacer afín de mejor reconstruirse ; recrearse. Evidentemente corriendo el riesgo de perderse para siempre. El estado amoroso de la adolescencia       se impone a la atención del psicoanalista. La experiencia clínica, a veces nos confronta a desvastamientos psíquicos luego de decepciones amorosas. Ellas son los reveladores de las cualidades de las bases narcísicas de los adolescentes cuya identidad está en sufrimiento. Revivir más que rememorar. En esas situaciones en que las representaciones nos hacen falta, la literatura nos es a menudo de una gran ayuda. Ella puede permitirnos de comenzar a poner las palabras a una historia que no es una. A partir de los estudios de Romeo y Julieta de W. Shaskespeare, el autor propone varias líneas de posibles interpretaciones del amor durante la adolescencia alrededor de las nociones de cuerpo sexual, de narcisismo, de muerte, de orgasmo y de nombre.

Adolescence, 2011, T. 29 n°34, pp. 683-705.