Este artículo retoma el hilo de la interpretación freudiana de Dostoievski y el parricidio, para abordar la cuestión del estatuto psíquico de ciertas formas de crisis epilépticas entre niños y adolescentes, asociadas a situaciones traumáticas. Se intenta desprender la dimensión específicamente psicosomática de la crisis, a manera de defensa incorporativa de esencia melancólica. Dicha crisis contribuye al advenimiento de un » sujeto » (en realidad desubjetivado), poseído por el Superyo » obsceno y cruel » mencionado por Lacan. La crisis aparece como un luto imposible, en la medida en que, por su violencia de naturaleza pulsional, » recupera » la carga libidinal del trauma y lo repite de modo » infernal » (Freud). Las perspectivas terapéuticas que implica semejante función paradójica del traumatismo son una prolongación del diálogo teórico y clínico entre Freud y Ferenczi.